Las montañas centrales de República Dominicana – hogar de una diversidad de flora y fauna y de los picos más altos de todo el Caribe – están amenazadas por el complejo hidroeléctrico Las Placetas, cuya construcción ha sido autorizada por el gobierno. La represa será construida dentro del Parque Nacional Armando Bermudez, La represa será construida dentro del Parque Nacional Armando Bermúdez, incluirá tres embalses y una serie de túneles asociados, y tendrá un grave impacto sobre los ríos que permiten la vida en toda la costa, incluidos el Río Bao, Río Jagua y Yaque del Norte.
Los ríos ya están represados aguas abajo en otros dos lugares. Estas represas se utilizan para la producción de energía hidroeléctrica, pero no reciben ningún tipo de mantenimiento, como viene ocurriendo con muchos proyectos de infraestructura en América Latina. En lugar de trabajar para reparar la infraestructura existente, el gobierno está promoviendo este proyecto de presa como el mayor del Caribe y la mayor generación de electricidad “limpia”.
Si bien el proyecto está siendo dirigido teóricamente por el gobierno dominicano, están dejando que un conglomerado brasileño -Andrade Gutiérrez– haga el trabajo sucio; inversores privados a los quienes no les interesan ni el medio ambiente, ni la gente de las comunidades, ni los servicios que proporcionarán a los dominicanos. La represa se planificó hace más de 12 años y más de 70 millones de dólares estadounidenses han desaparecido. El nuevo gobierno quiere reiniciar este proyecto sin ninguna aportación de la comunidad y sin ningún estudio de impacto ambiental.
La empresa ha pagado muchas multas por corrupción en sus proyectos en todo el mundo, pero el gobierno dominicano mira para otro lado. El gobierno denomina al proyecto “iniciativa público-privada” para que parezca una buena forma de gastar los fondos públicos.
Sin embargo, múltiples instituciones internacionales han remarcado la realidad de un proyecto de este tipo. En abril de 2021, el gobierno holandés publicó un informe sobre el estado del agua en República Dominicana, en el que proporcionó datos concretos sobre el impacto del cambio climático, situando al país en el puesto número 11 a nivel mundial, en cuando a la amenaza de desastres medioambientales. En otra parte del estudio se estimó que las precipitaciones se reducirían en un 15%, lo que pone aún más en duda el éxito de las presas. Además, el principal río de República Dominicana, el Yaque del Norte, que será utilizado para la generación hidroeléctrica, se reducirá en casi una cuarta parte (22%) para 2025. Con el calentamiento de las temperaturas, también se prevé que aumentará la evaporación, lo cual reducirá aún más la disponibilidad de agua y, por tanto, la eficiencia de las presas hidroeléctricas.
Al contrario de las afirmaciones de que este proyecto es una fuente de energía “limpia”, es ampliamente reconocido dentro de la comunidad científica, el hecho de que las presas contribuyen a las emisiones de gases de efecto invernadero (por ejemplo, el metano liberado por la descomposición de la materia orgánica; la tala de árboles que atrapan el dióxido de carbono).
En medio de la creciente preocupación por el cambio climático, estas presas sólo contribuyen a agravar los problemas existentes en la República Dominicana. Las montañas centrales experimentan una masiva tala de árboles y producción ganadera. En consecuencia, el medio ambiente y el agua ya sufren los impactos de la deforestación a gran escala, con un 40% de la isla deforestada en los últimos 19 años.
A las comunidades de aguas abajo se les ha prometido agua potable y electricidad, pero históricamente esas promesas no se han cumplido, al contrario, la electricidad y el agua benefician a otras comunidades más alejadas. Lo más seguro es que las comunidades perderán el caudal del río, que es fundamental para la agricultura, la pesca y el acceso al agua. La salud también estará en peligro debido a las aguas estancadas del embalse, que traerán consigo un aumento de la presencia de mosquitos portadores de enfermedades, así como, la proliferación de algas que contaminan el agua.
También hay preocupación por la actividad sísmica, ya que las Montañas Centrales han sufrido terremotos en el pasado. Esto supone un riesgo aún mayor para las comunidades situadas aguas abajo, teniendo en cuenta que, en otras partes del mundo, este tipo de sucesos han provocado muertes y destrucción a gran escala debido a que las represas ubicadas en zonas inestables se agrietan y revientan.
El gobierno ha gastado mucho dinero en los estudios para la construcción, pero no ha dedicado recursos a examinar los problemas sísmicos y medioambientales. Además, el desarrollo de las represas se contrapone de manera directa con las estrategias de gobierno recientemente anunciadas para: 1. Proteger y conservar todos los ríos de República Dominicana, y 2. Garantizar el derecho humano al acceso al agua potable.
Existen fuentes alternativas de energía que pueden ser aprovechadas primero. Además del mejoramiento de la actual e ineficiente red eléctrica y la infraestructura hidroeléctrica. Los colectivos están trabajando juntos para tratar de impedir que la nueva y poco previsora construcción siga dañando el crítico medio ambiente. Estos grupos buscan apoyo.
Por favor, póngase en contacto info@damwatchinternational.org para involucrarse.
Para más información, vea el excelente documental que aparece a continuación:
Información proporcionada por el profesor Rafael Brisita para Dam Watch International.